Hay una tendencia, en algunas personas, a intentar agradar y complacer sobre todo a las personas de su entorno que tienden a despreciarlas.
Cuando eso se da hay dos razones para que eso suceda bastante claras y que están interrelacionadas; Una baja autoestima y la búsqueda de aprobación.
Buscamos que nos aprueben aquellas personas que nos rechazan porque nos reflejan la opinión negativa que de nosotros mismos tenemos.
En esos casos, no nos damos cuenta de que es un círculo vicioso y que, mientras más busquemos la aprobación externa, menos nos la van a dar porque estamos reconociendo nuestra falta de valía y porque estamos presionando, además, para que nos convenzan de lo contrario.
La clave en esos casos está en darnos cuenta de la trampa y en dejar, simplemente, de hacerlo. Dejar de buscar la aprobación de otras personas y hacernos conscientes de que la única aprobación que realmente necesitamos es la nuestra.
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