EL PERDÓN Y EL PASADO.

El perdón nos libera del pasado. Sólo si perdonamos o nos perdonamos podemos trascender cualquier cosa que nos sucediera.

Y es que perdonar es, entre otras cosas, decidir dejar el pasado atrás y que lo que pasó, pasó ya, es darnos cuenta de que no nos sirve de nada quedarnos deseando que las cosas hubieran sido diferentes.

También supone dejar de proyectar ese pasado en nuestro futuro y dejar de esperar, por ello, que se nos resarza o que nos compense por aquello que sucedió.

Supone dejar de justificar nuestra infelicidad y de proyectarla en la persona por la que nos sentimos agredidos o dañados, y decidir responsabilizarnos definitivamente de nuestra felicidad.

Perdonar no es justificar lo que pasó, y es cierto que comprender nos ayuda siempre al perdón, pero perdonar es, sencillamente, entender que lo que pasó forma parte del pasado y que no tiene por qué seguir condicionando nuestro presente.