Cada persona es única y puede aportar cosas que ninguna otra persona puede aportar.
Está muy bien beber de otras fuentes: libros, maestros, videos, cursos..., pero siempre sabiendo que eso no somos nosotros siendo fuente.
Cuando esas fuentes las seleccionamos desde una atracción interior, lo que hacen es ayudarnos a des-cubrir lo que ya sabíamos pero que teníamos escondido en nuestro inconsciente.
Y vamos así aclarando nuestra visión y encontrándonos a nosotros mismos. Y es entonces cuando podemos sentir que tenemos una perspectiva única que ayuda a completar el puzzle general, algo que aportar a los otros.
Nos convertimos en una fuente en la que otros, por atracción interior, se pueden acercar para beber y poder des-cubrir algo que ya sabían pero que habían olvidado. En una hermosa e interminable cadena de aprendizaje.
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