viernes, 26 de mayo de 2017

LA AUTORIDAD EXTERNA



La autoridad externa, que ha dominado la historia de la humanidad, ha perdido ya su credibilidad, entre otras cosas, porque vamos siendo menos crédulos.

Muy pocos son capaces de creer que lo que dice o hace la autoridad es, fundamentalmente, "para nuestro bien". Y esto es aplicable a toda autoridad, incluida la de padres, políticos, profesores, médicos, etc. 

Somos ya capaces de entender que hay unos intereses personales de esa autoridad que han de ser evidenciados y tenidos en cuenta.

Aquellos que no confían en sí mismos se encuentran, inevitablemente, desorientados y pérdidos ante ese descubrimiento, incapaces de ver cómo se puede salir adelante.

Y, curiosamente, son los niños los que parecen tener más claro la solución a este dilema: nunca se creen que lo que les dicen sea lo mejor para ellos, sino que han de sentirlo por sí mismos y es, entonces, y sólo entonces, cuando sí que están dispuestos a aceptar aquello que se les propone.

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