Al regresar del viaje físico, el viaje interior continúa, y uno empieza a asimilar lo vivido. Es como un investigar las muestras recogidas a lo largo de la expedición.
Ya en el sosiego del terreno conocido, comienza una labor tan importante como la anterior, la de ir integrando poco a poco todo lo aprendido.
Y si el viaje fue personal y propio, en los personales sentires de cada cual, la asimilación del mismo también lo es. Cada cual vive, asimila e integra en función de lo que ya tiene dentro.
En ese integrar, toda experiencia es positiva y aporta una enseñanza, un aprendizaje, aún cuando nos resultase difícil de ser vivida.
Porque todo viaje, como toda vida, nos trae experiencias de todo tipo y color, y lo esencial, siempre, es lo que de positivo logremos extraer nosotros de ello.
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