La expresión de lo que somos se manifiesta en la realidad externa con lo que expresamos o hacemos. Esa expresión forma parte de nuestra realización como seres humanos.
Y luego, nos encontraremos con la reacción o la respuesta que los otros tengan ante esa expresión, y que no deja de ser parte de la misma expresión de esos otros, sea del tipo que sea.
Hemos de entender que habrá personas a las que les interese eso que hacemos, porque nuestra expresión esté en armonía, o en una frecuencia similar a la suya, y que habrá otras a las que no les interese en absoluto, porque están en otra línea, con otros intereses o con otra frecuencia distinta.
No hay nada de malo en ello, pero hay que tenerlo en cuenta para saber con qué personas nuestra realización puede ser más intensa, profunda y llegar más lejos, y con cuáles la expresión ha de llegar hasta dónde el territorio común lo permita.
Todas son relaciones, todas son válidas, y todas nos aportan y son perfectamente respetables. Simplemente hemos de tener claro cual es el campo de posibilidades para nuestra propia expresión, siempre desde una actitud sanamente realista.
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