Yo siento que el trabajo en común de evolución conlleva una profunda actitud comunicativa.
Ya pasó el tiempo de los grandes maestro a los que se les escuchaba en silencio sin expresar nada, absortos en sus enseñanzas.
El nuevo tiempo implica la igualdad y, por tanto, un sano intercambio de vivencias y experiencias.
Es ahí cuando, además, se facilita la ayuda del que pueda estar más evolucionado, porque conoce las necesidades cocretas que el otro expresa y que él ya ha superado.
Ya perdieron su sentido los planteamientos de una autoridad sentando cátedra. Es el momento de que cada cual se centre en su propio proceso y camino, y no limitarse a seguir el que otro le indica.
Porque ese otro no deja de ser, siempre, una humilde ayuda al maestro interior.
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