Construimos una débil imagen de nosotros mismos, una imagen o máscara de lo que queremos creer que somos.
Hemos vivido en una moral de las apariencias y las condenas que hacía que no nos atreviéramos a vernos a nosotros mismos.
Así nos cuesta ver nuestras intenciones ocultas en aquello que hacemos y, sobre todo, en nuestras relaciones. Nos cuesta ver como, continuamente, tendemos a querer usar y manipular a los demás para obtener de ellos lo que creemos necesitar..
Y es importante darnos cuenta, mirarlo y aceptarlo para poder trascenderlo y que veamos como esto nos impide crecer y desplegar todo el Amor que siempre hemos sido.
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