Hay personas que van como mendigando amor a los demás, que necesitan poderosamente sentirse queridas y arropadas por otras personas debido al amor que no recibieron en su infancia.
Necesitan tanto amor que están dispuestas a negarse a sí mismas para obtenerlo. Y esto es contraproducente porque agrava su problema de baja autoestima.
El problema es que olvidaron que el amor empieza a través del respeto a uno mismo y a lo que se es. Y que el amor no puede comprarse complaciendo a los demás.
Y la mejor ayuda para esas personas no es darle aquello que en su inconsciencia nos piden, y mucho menos tenerles lástima, porque eso les quita aún más su dignidad.
La verdadera ayuda viene cuando les ayudamos a hacerse conscientes de su situación y les ayudamos a recordar que, aunque lo hayan olvidado, el poder y el amor siempre estuvieron en ellos y nunca fuera.
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