Hay muchos que insisten en tener una visión dual y un tanto maniquea de la vida. Dividen a las personas en "buenas" y "malas" y por supuesto se consideran a sí mismos entre las buenas. También pueden verlo como la luz y la oscuridad.
Cuando tenemos esa manera de mirar es inevitable que seamos muy subjetivos y que tengamos una imagen bastante distorsionada de la realidad.
Esa concepción de la vida nos lleva a la necesidad de sentirnos "buenos" para poder valorarnos, lo que implica que tengamos una tendencia a ocultar nuestros defectos, a no querer verlos para que no se altere nuestra frágil e irreal autoimagen.
Y tendemos a creernos, de una u otra forma, superiores a aquellos que consideramos o juzgamos como "malos" u "oscuros".
No hay tal cosa, la realidad es que todos valemos lo mismo en esencia y todos tenemos virtudes y defectos. Y en todo caso, lo que consideramos defectos, suele ser fruto de nuestra ignorancia y siempre es uno mismo el principal perjudicado por los errores que uno va cometiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario