Las relaciones que tienen como base la necesidad de obtener algo que creo necesitar no pueden ser amorosas.
El amor no casa bien con el usar al otro como un instrumento a mi servicio. Las relaciones son fines en sí mismas.
Es normal que en nuestra obsesión por conseguir del otro lo que esperamos, se genere eso que suele llamarse amor-odio. El "amor" de las expectativas y el odio de la frustración de las mismas.
No estamos aquí para satisfacer las necesidades de otros, ni los demás están para satisfacer las nuestras.
Sólo cuando seamos capaces de tener una relación sana con nosotros mismos y seamos capaces de atender, sobre todo, nuestras necesidades emocionales, estaremos en disposición de establecer unas relaciones amorosas y maduras con los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario