domingo, 24 de marzo de 2019

AYUDAR DESDE EL RESPETO.



A veces sentimos un irrefrenable deseo de ayudar a personas de nuestro entorno más cercano, familiares o amigos, sin pararnos a pensar si esa ayuda es adecuada y conveniente o no lo es.

La ayuda, ante todo, es saludable sólo cuando permite que la persona necesitada o en dificultades, asuma la responsabilidad principal del problema.

Cuando no es así, y somos nosotros los que asumimos esa responsabilidad, estamos debilitando al otro y colaborando a que sea un irresponsable, estamos haciendo de él un ser dependiente.

Cada uno de nosotros hemos de asumir los procesos por los que nos toca pasar, y el hacerlo nos ayuda a crecer y evolucionar como personas, nos ayuda a madurar.

Los demás pueden ayudarnos en ese proceso, pero respetando siempre el papel principal que nos corresponde a cada uno de nosotros en nuestra vida.

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