Estoy impresionado por las movilizaciones que se han producido en el 8 de marzo. La población cada vez ve más claro la importancia de trascender el patriarcado del que venimos. Y no se busca un matriarcado sino la igualdad.
Porque la principal reivindicación es esa: la igualdad. Y eso porque una de las principales características de ese patriarcado es la jerarquización desigual, el creer en la autoridad, sobre todo la masculina.
En ese juego, la mujer debía estar siempre por debajo del hombre, y éste era el cabeza de familia.
El amor patriarcal es un amor generalmente ligado a la obediencia, un amor completamente condicional: "Si te portas bien y haces lo que yo quiero, te quiero".
Por eso la liberación de lo femenino es una auténtica bendición para tod@s, mujeres y hombres, porque nos permite recuperar nuestra integridad perdida, y porque trae consigo cambios a todos los niveles.
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