Los cambios internos vienen, muchas veces, a partir de que nos damos cuenta de que alguna actitud interna no nos conviene o nos hace daño.
Y para eso es importante estar atento a cómo nos encontramos y a la relación que ese estado de malestar tiene con algo que hacemos o dejamos de hacer nosotros.
Porque buscar al culpable fuera no nos sirve para nada, es un absurdo que nos sume en la impotencia y en la proyección, que no provoca ningún cambio real sino que precisamente lo evita.
Si queremos cambiar de verdad hemos de abrir los ojos y darnos cuenta de aquello que merece ser cambiado en nosotros. Y esto es esencial para que los cambios sean positivos y no fruto del simple desgaste.
Nadie puede corregir nuestros errores sino nosotros mismos y sólo podemos hacerlo cuando nos hacemos conscientes de ello y los vemos como tales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario