Muchas veces nos aferramos desesperadamente a lo conocido, aún cuando esto se muestre claramente insuficiente en nuestra vida.
Queremos controlar mentalmente nuestra vida, y esto sólo es posible si nos movemos en el terreno que ya dominamos, un terreno que no nos puede traer nada nuevo.
Y es que, para adentrarse en lo desconocido hace falta fe, confianza, ir aventurándose a descubrir y crear cosas y experiencias nuevas.
Sin certezas, sin la seguridad de que el camino sea el correcto al 100%. Dejándonos guiar por nuestro corazón y por nuestra intuición.
Y será la propia vida la que nos vaya indicando, después, los resultados de nuestra aventura, la que nos confirme si nuestra intuición y nuestras corazonadas eran correctas.
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