Nos molestan y enfadan aquellas actitudes que no somos capaces de comprender. Nos molesta y enfada aquello que no nos permitimos a nosotros mismos y tenemos reprimido.
La comprensión es una actitud que auna mente, al entender lo que pasa, y corazón, al hacerlo desde un amor que integra. Y la comprensión nunca equivale a justificación.
Comprender supone ser capaces de llegar a las causas que se esconden detrás de las actitudes y no quedarnos en los síntomas o consecuencias. Ver la herida que se esconde detrás.
Cuando juzgamos es porque no comprendemos, y encima, al juzgar, nos consideramos a nosotros mismos moralmente superiores a aquel al que juzgamos, al no comprenderle y al creer que nosotros nunca haríamos eso.
Todo lo que hace un hermano entra dentro de las actitudes de los humanos, y nosotros como tal, podemos caer en ellas, o, de una u otra forma, ya hemos caído en nuestro pasado.
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