La industria del entretenimiento siempre ha tenido claro como mantenernos distraídos de nosotros mismos. Hay dos líneas de argumentos principales que aglutinan casi todas las historias:
Por un lado, nos encontramos las historias "románticas", fundamentalmente dirigidas a un público femenino, en la que se refuerza la creencia de que la felicidad viene de fuera y viene en forma de amor de pareja.
Y por otro las historias "de acción", más dirigidas al público masculino, y en la que se refuerza la idea de que el mal y la infelicidad vienen de fuera y que han de ser exterminados mediante la violencia.
Uno asociado a una idea del amor y otro a una idea de la muerte, pero ambos centrados en lo exterior y ambos tendentes a reforzar nuestros programas y patrones inconscientes.
Hemos de ver más allá de esa ficción y ser capaces de hacernos conscientes de que, tanto la felicidad como la infelicidad, son estados interiores que dependen de nosotros y de lo sana que llegue a ser la relación con nosotros mismos.
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