La sociedad en la que estamos, la sociedad patriarcal, se ha construido a partir de la represión y negación de lo femenino en nosotros y a partir de la sumisión de lo femenino por parte de lo masculino.
Y esto es algo que nos afecta a tod@s porque nos coloca en una situación de desequilibrio interno, ya que en tod@s nosotr@s existe una polaridad femenina y otra masculina.
Nuestra respiración nos recuerda a cada instante que tan importante es la fase activa y masculina de tomar aire, como la pasiva y femenina de soltarlo. Y que, sin la igualdad de las dos, la vida no es posible.
Y una buena comunicación entre dos personas se produce cuando las dos partes saben hablar (lo masculino) y escuchar, (lo femenino). De lo contrario sólo hay monólogos.
Es el momento de poner en valor lo femenino porque es lo que había sido negado, y porque, al igual que lo masculino ha tendido a la jerarquía, lo femenino es lo que nos recuerda nuestra igualdad esencial, una igualdad sin la cual el amor no es posible.
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