Nuestro ego nos impide conocernos realmente a nosotros mismos, es la máscara que hemos creado y con la que nos identificamos.
Para poder averiguar lo que somos realmente es muy importante estar dispuestos a soltar y trascender la imagen que tenemos de nosotros mismos, tanto si es positiva como si es negativa.
El ego refuerza nuestras resistencias a evolucionar porque ve la evolución como una amenaza, una amenaza a la visión subjetiva y parcial que crea de todo.
Desde el ego juzgamos a los demás en función de nuestros intereses, y es el ego también el que busca una aprobación ajena que refuerce nuestra autoimagen.
A medida que te vas conociendo más a fondo dejas ese juego de imágenes, y dejas también de juzgar y de buscar aprobación, y te das cuenta de que el otro, al igual que tú, intenta adaptarse a la vida lo mejor que puede y sabe y siempre en función de sus particulares circunstancias.
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