Es el momento de integrar las dos polaridades en nosotros y trascender el desequilibrio que el patriarcado nos había producido.
Una cultura que, de alguna forma, era una especie de cultura de la muerte y de la destrucción.
Porque no hay que olvidar que las mujeres son las que traen la vida y las que han cuidado de esa vida tradicionalmente.
Y mientras, los hombres, desconectábamos de nuestro mundo emocional para poder matar en las guerras, para poder destruir. Y por eso el cine dirigido a los hombres es el cine de acción en que se acaba con el contrario.
Es el momento en que los hombres debemos volver a conectar con la vida, con nuestro lado femenino, con nuestra sensibilidad y con todo nuestro mundo emocional.
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