martes, 22 de mayo de 2018

EL EGO Y LA COMPARACIÓN.



Nuestro ego vive obsesionado con la comparación, algo que contamina bastante nuestra relación con los demás y que por otro lado resulta agotador.

Venimos a experimentar la individualidad, y el ego que todos tenemos nos ayuda a ello, y la comparación es una de las fórmulas que ese ego usa para que nos sintamos diferentes de los otros.

Eso hace que, en muchos de nosotros, se despierten emociones negativas en relación a las cualidades o capacidades que tienen otros, emociones como los celos o la envidia, algo que es más fácil mientras más bajo sea nuestro nivel de autoestima.

Cuando vivimos pendientes de lo que hacen o dejan de hacer los otros, no enfocamos la atención y la energía en lo que nos corresponde o podemos hacer nosotros.

Es, cuando nos centramos en nosotros mismos sin estar tan pendientes de los demás, que podemos desplegar nuestro potencial y dar así nuestra propia esencia, desde la alegría también de sabernos únicos e irrepetibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario