El cambio es consustancial a la vida, una de sus principales características.
Sin embargo tendemos a querer aferrarnos a las cosas o a las personas, aferrarnos a las situaciones que nos hacen sentirnos un poco más seguros. Hacer de lo efímero algo eterno.
O queremos forzar el cambio y que lo que no me gusta desaparezca cuanto antes de mi vida, pasar página cuando aún no hemos acabado de leer lo que ésta tenía que enseñarnos.
No entendemos que la vida tiene sus propios ritmos y sus propios tiempos y que hemos de saber ajustarnos a ellos.
Fluyendo con lo que viene, con la hermosa naturaleza adaptativa y sencillez del agua que va encontrando, siempre, la salida más fácil y adecuada.
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