A veces, aceptar al otro tal cual es, puede conllevar una cierta tristeza o melancolía, pero también eso forma parte natural del proceso, y es indicativo, en muchos casos, de que el proceso de aceptación está ya en sus últimas fases.
Y es que la tristeza está asociada a la pérdida. En este caso lo que perdemos son las ilusiones que nos habíamos hecho de que la persona fuese de otra forma, o de cambiar a la persona, la pérdida, en definitiva, de las expectativas.
Tras eso viene una paz interior con respecto a la persona y puedes relacionarte ya con ella con una mayor libertad, ya le permites ser él.
Para muchos es realmente complicado respetar a los demás y aceptarles tal como son, porque eso lo ven como rendirse con ellos, o incluso como pasar de ellos.
Y no es así, porque no se trata de cerrar, desilusionados, nuestro corazón a ellos, sino de abrirlo a lo que son en realidad, desde un profundo amor que ya está más allá de cualquier imagen que de ellos pudiéramos haber tenido.
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