A veces nos olvidamos del cuerpo, de nuestro cuerpo, viviendo demasiado centrados en la mente.
Nuestro cuerpo nos devuelve al presente, al momento, al aquí y ahora, a diferencia de esa mente que gusta de estar en otro sitio y en otro momento.
El disfrute de la mente se basa por ello, muchas veces en la pura elucubración, en la ilusión de lo que espera que sea, o en la creencia irreal de lo que es, mientras que el cuerpo disfruta de lo que realmente es.
A través de los sentidos y de las sensaciones que nos llegan a través de ellos, el cuerpo nos arraiga a la tierra y a la realidad, al goce de lo presente y de lo que estamos viviendo.
El cuerpo es lo físico que nos recuerda siempre que nunca dejamos de ser parte de la Madre Naturaleza, y que nuestro destino como especie está ligado a lo que a ella le suceda.
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