Hemos construido una sociedad bastante deshumanizada, en la que el eje de todo es la economía y en el que las personas están al servicio del sistema.
Pero no podemos esperar a que el sistema cambie, sino que nosotros hemos de recuperar, por nosotros mismos, nuestra dignidad
Hemos de ser capaces de reconocer en nuestra vida la importancia del contacto humano o de la comunicación. Darnos cuenta de qué nos hace sentir bien en relación a los demás.
Porque, más allá de lo que pretenda el sistema económico, se encuentra lo que hagamos nosotros en nuestras relaciones y con nuestro comportamiento.
Ya que todo esto requiere que dejemos de ver a los demás como instrumentos a nuestro servicio y que veamos a las personas y a las relaciones como auténticos fines en sí mismos.
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