Tengo que reconocer en mí dos características un tanto dispares que me llevan a vivir las relaciones de una forma un tanto peculiar.
Por un lado, siempre he querido ser aceptado por los demás que, de alguna forma, me aprobasen y aceptasen
Pero por otro lado, siempre he sentido la necesidad de ser fiel a mis principios e ideas, no desde la convicción de estar en posesión de la verdad, sino desde la consciencia de la importancia ser honesto y coherente conmigo mismo.
Esto me ha llevado a intentar ser yo mismo sin causar demasiadas estridencias en mi relación con los demás, antes desde un callarme las cosas, y ahora expresándome más desde la calma.
Y siendo ya también consciente de que, cuando uno apuesta por vivir aquello en lo que cree, puede molestar o frustrar a otras personas que no comparten tu visión de las cosas o que, sencillamente, esperaban otra cosa de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario