jueves, 30 de mayo de 2019
EL PERDÓN Y LA DEUDA.
Muchas veces entendemos el perdón como algo que otorgamos a quien creemos que nos debe algo, es como la condonación de una deuda.
Pero esa imagen del perdón a veces lo dificulta por varias razones. Así, por ejemplo, es un perdón en el que unas de las partes se coloca muy por encima de la otra.
Por otro lado la cuestión suele ser bastante subjetiva y el acreedor suele estar más convencido de su versión que la otra parte.
Y, además, se considera también que el perdón evita el castigo, y que éste está ligado a una concepción de la justicia, por otro lado un tanto caduca y rancia. En esa concepción, el perdón es poco "justo".
Para mí el perdón autentico viene cuando vemos que lo que el otro ha cometido no es más que un error al igual que lo cometemos nosotros, y que, ni los errores de los otros, ni tampoco los nuestros, generan deuda y que corregirlos beneficia a todos pero, sobre todo, a aquel que los comete.
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