Es un tiempo extraño porque andamos como desubicados al ir desapareciendo algunos problemas con los que hemos vivido durante siglos, problemas que tienen que ver con determinadas fantasías.
Esto se ve con claridad en el tema de las relaciones porque en ellas van desapareciendo de una forma evidente muchos de los apegos.
El apego es irreal y se basa en la imagen mental que construimos de la relación y del otro, suele operar siempre desde el inconsciente y condiciona completamente la relación.
La mayoría de las personas sólo saben relacionarse desde el apego que a la vez que sufrimiento permite también meter fantasía e ilusiones sobre lo que nos parece que la relación es, para que parezca que es aquello que nuestras carencias necesitan.
Al ir disolviéndose los apegos nos vamos encontrando con la realidad de la relación, con la realidad del otro y con nuestra propia realidad. Y muchas personas viven por ello el fin del apego y de la fantasía como una especie de síndrome de abstinencia, añorando ese apego del que eran presos.
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