Hay personas que han sido "niñas buenas" o "niños buenos" durante toda su vida. Siempre han atendido a las demandas y necesidades de otras personas y las han antepuesto a las suyas.
Son personas que han reprimido sus enfados y que, en muchas ocasiones, han "tragado" mucho sin replicar nada. No replicaron ante las exigencias externas, las faltas de respeto, los abusos de otras personas...
Esas personas, cuando están ya en proceso de curación, pueden pasar una etapa de crisis en la que se hagan conscientes de ello, y les salga a la superficie todo el dolor y la rabia tanto tiempo reprimida.
Se trata de no asustarse, de darse cuenta de que eso necesitaba salir para poder cambiar la dinámica tóxica que tenían y recuperar así la sensibilidad con ellos mismos.
Pasará la tormenta emocional y volverá la calma, pero teniendo ya mucho más claro a lo que están dispuestos y a lo que no, desde el respeto al otro, pero también, y muy profundamente, desde el respeto a ellos mismos y a sus propias necesidades.
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