Cada uno de nosotros es un ser valioso, único y maravilloso. Y es estupendo cuando reconocemos nuestro valor intrínseco.
Y eso conlleva tratarnos con respeto, no permitir que nos hagan daño o abusen de nosotros y tener por ello una saludable autoestima.
Ahora bien, no estamos por encima de nadie ni somos seres especiales, entre otras cosas porque los demás también son seres valiosos, únicos y maravillosos, que merecen ser respetados.
Cuando nos sentimos especiales o por encima de los demás, olvidamos su valor. Y nos cuesta entender que olvidar su valor es olvidar también el nuestro.
Tenemos una auténtica autoestima cuando vivimos nuestro valor y el valor de los demás desde la naturalidad más absoluta.
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