No se trata de intentar convencer a nadie, sino de expresar y manifestar lo que somos, el punto de evolución en que nos encontramos.
Muchas veces, detrás de la necesidad de convencer a otras personas, se esconde la necesidad de convencernos a nosotros mismos.
No soportamos las posturas diferentes de los otros porque cuestionan las nuestras y acrecientan nuestras dudas e inseguridades.
Cuando estamos seguros de nosotros mismos no tenemos la necesidad de convencer a nadie, pero tampoco de callar u ocultar avergonzados lo que pensamos o sentimos.
Podemos hablar tranquilamente de ello, y podemos mostrarnos con naturalidad tal como somos, desde el respeto a las posiciones que los otros puedan tener pero como muestra también de respeto por la que tenemos nosotros.
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