El camino de evolución suele implicar, inevitablemente, sentimientos de culpa ya que trascendemos programas o mandatos que teníamos interiorizados.
Si no desobedeciéramos esos mandatos no podríamos ir más allá del terreno que nos marcaron. Por eso es importante recordar que la culpa no es indicativo de obrar mal, sino de no seguir los programas marcados.
Esto último es clave para no sentirnos abrumados por esa culpa y que no nos paralice. A medida que seguimos nuestro propio camino ese sentimiento de culpa irá disminuyendo.
Porque la culpa es como el miedo, si nos atrevemos a obrar a pesar de él, disminuye, si dejamos de hacer algo por miedo o para no sentirnos culpables, realmente esa emoción se hace más fuerte porque la seguimos alimentando.
El miedo y la culpa han sido las emociones más usadas para manipularnos y hacernos sumisos. Y en la culpa se mueve siempre ese miedo a no ser "bueno y digno" que refleja nuestras dificultades de una sana autoestima.