Las emociones son energía, de menor o mayor frecuencia en función de la emoción que sea y de la intensidad que tengan.
Cuando eres capaz de ver las emociones de otra persona desde fuera, sin entrar en ellas, es posible percibirlo y darnos cuenta de ello.
Para eso es importante que no entremos en la frecuencia del otro, sobre todo si la emoción es de baja frecuencia. Y si estamos muy equilibrados, hasta es posible ayudar al otro a que sea él el que entre en tu mejor frecuencia.
Para ello es importante tener trabajadas las propias emociones a fin de que no proyectemos lo no resuelto en nosotros, en la energía-emoción que está emitiendo el otro.
Cuando eso es así incluso nos es posible percibir la energía que sentimos por nuestro propio estado emocional, como también viéndola desde fuera, sin reprimirla y sin dejárnos llevar por ella.
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