Todo cambio en profundidad viene acompañado de la confusión que conlleva el fin de lo conocido. Esto es algo constatable a nivel individual y a nivel global.
Y ante esa confusión hay varias actitudes, una de ellas, por ejemplo, es el aferrarse a los paradigmas que se están viniendo abajo. Es lo que siento que sucede últimamente con el sentimiento de pertenencia que estamos viviendo.
Otra actitud es la de colaborar en esa confusión aportando más desorden y caos, algo que es evidente en algunos fundamentalismos.
Personalmente, siento que lo preferible es estar en conexión con uno mismo, centrado, armónico y con una actitud abierta y contemplativa ante esos cambios.
Porque de lo que se trata es de aportar claridad en esa confusión, calma y confianza, de hacernos conscientes de qué aportamos realmente en esta situación de cambio. Porque se trata, también, de ser agentes de cambio, pero desde un cambio positivo en nosotros mismos.
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