La coherencia es esencial en nuestra vida. Y para ser coherentes es necesario conocer nuestras motivaciones ocultas, aquellas que nos llevan a buscar cosas distintas de las que nuestro discurso dice buscar.
Cuando no hacemos eso, lo que manifestamos es incoherencia, e incluso podemos tener un discurso que tiene poco que ver con nuestras acciones.
Por eso, para ser coherente, es necesario un profundo conocimiento de sí mismo, para conseguir que nuestro inconsciente y nuestro consciente vayan en una misma dirección.
Cuando somos coherentes nuestra presencia habla de lo que somos y se manifiesta tanto en lo que hacemos, como en nuestro discurso, ambos unidos siempre por lo que sentimos.
En la coherencia es donde reside nuestra fuerza, donde podemos conectar con todo nuestro poder interno y desplegarlo en nuestra realidad.
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